Alberto Blanco-uribe Hatha YogaAlberto Blanco-uribe Hatha Yoga

Hatha Yoga

En sánscrito, “Ha” significa Sol y “Tha” quiere decir Luna. Las energías masculina y femenina presentes en todos los seres buscan y redescubren este equilibrio interno que favorece el bienestar integral de la persona.

Yin y Yang, derecha e izquierda, manifestaciones de la dualidad que observamos y que debemos devolver a la unidad de la serenidad.

Gracias a la sucesión de posturas (âsanas) en versiones estáticas y dinámicas, acompañadas de ejercicios de respiración (pranayama), promovemos la buena circulación de la energía en todo nuestro cuerpo, sus canales (nadis) y sus diversos centros (chakras).

La relajación inicial, el canto de mantras, la música, la conciencia de la respiración, la meditación y la relajación final (savâsana) están presentes en nuestra clase.

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Samadeva

Como se enseña en la Libre Universidad del Samadeva, Samadeva es un saber vivir y un arte de bienestar y salud, así como de desarrollo personal y espiritual.

“Sama” significa estar atento y escuchar. “Deva” hace referencia a «las fuerzas de la naturaleza»: escuchar a las fuerzas de la naturaleza, que son las del cuerpo físico, la conciencia, el medio ambiente y la forma de alimentarse y vivir.

Entre las diferentes ramas del Samadeva puedo enseñar el Yoga de Samara, que es el arte tradicional de la meditación en movimiento, y también el Lahore Nadi Yoga, conocido como el yoga de la suavidad.

Los maestros del Samadeva han transmitido estos movimientos desde la noche del tiempo, estiramientos, ejercicios, Arkana mayores, danzas, nadi âsanas, meditaciones, relajaciones, etc., que actúan sobre la columna vertebral, las articulaciones, los músculos y todos los órganos y sistemas del cuerpo, especialmente el sistema inmunitario, al estimular las fuerzas de autocuración.

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Meditación

Es muy común encontrar personas con temor a estar solas. Personas a quienes incluso el silencio incomoda e intranquiliza.

Nuestra sociedad nos colma de estímulos externos que buscan paliar ese temor. La publicidad, la música a alto volumen, los videos, video juegos, cascos de escucha, audífonos, redes sociales y hasta el ruido aprovechan ese temor para llenar el eventual vacío en nuestro diario quehacer.

Vacío que buscamos llenar apegándonos a pensamientos sobre el pasado, el futuro, la lista de compras, el trabajo y demás cosas cotidianas.

Solo que en realidad no existe tal vacío. Pues en nuestro interior está nuestro verdadero yo, ese ser único y maravilloso con el que podemos estar en paz y gracias al cual podemos conectarnos con la plenitud universal y recargarnos de energía positiva.

Con tan sólo dos o cinco minutos al día podemos comenzar a meditar, aumentando el tiempo progresivamente, conforme vayamos sintiendo sus beneficios.

Ya la ciencia occidental ha comprobado experimentalmente lo que la sabiduría oriental ha vivenciado por milenios. La sensación de bienestar, la salud física y mental, la concentración y mejoría de la capacidad intelectual, la serenidad y tantos otros provechoso que nos brinda la meditación.

Sólo falta que tu comiences y empieces a sentir tus propias experiencias, encontrando la felicidad que se esconde en tu interior.

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Pranayama

Prana es una palabra en sánscrito que significa energía vital. Es la esencia universal que condiciona todos los procesos vitales y sin la cual no sería posible la acción ni el movimiento. Algunos dicen que se trata de la sumatoria de todas las fuerzas de la naturaleza, presente en el magnetismo, la electricidad, los alimentos, el agua, la luz y particularmente en el aire.

El prana en el hinduismo es lo que en la medicina tradicional china y en el taoísmo se conoce como qi o chi, la energía vital que ha de circular libremente a través de los nadis o meridianos presentes en nuestro cuerpo energético, y de cuya fluidez depende nuestra salud y bienestar.

De esta forma, mediando la práctica de diversos tipos de ejercicios de control respiratorio, denominados en conjunto pranayama, sea dentro del marco de una clase de yoga, de una sesión de meditación o incluso de manera independiente, aprendemos a controlar la entrada y salida del aire.

Este control consciente de la respiración, en todas sus fases, inspiración o puraka, retención o kumbhaka y espiración o recaka, nos conduce a centrarnos en la presencia plena en el aquí y ahora. Y su práctica frecuente mejora la concentración y la memoria, agudiza los procesos intelectuales y de toma de decisiones, equilibra y mejora el funcionamiento de todos los sistemas corporales y propicia un estado físico de salud y una sensación de paz interior.