Es muy común encontrar personas con temor a estar solas. Personas a quienes incluso el silencio incomoda e intranquiliza.
Nuestra sociedad nos colma de estímulos externos que buscan paliar ese temor. La publicidad, la música a alto volumen, los videos, video juegos, cascos de escucha, audífonos, redes sociales y hasta el ruido aprovechan ese temor para llenar el eventual vacío en nuestro diario quehacer.
Vacío que buscamos llenar apegándonos a pensamientos sobre el pasado, el futuro, la lista de compras, el trabajo y demás cosas cotidianas.
Solo que en realidad no existe tal vacío. Pues en nuestro interior está nuestro verdadero yo, ese ser único y maravilloso con el que podemos estar en paz y gracias al cual podemos conectarnos con la plenitud universal y recargarnos de energía positiva.
Con tan sólo dos o cinco minutos al día podemos comenzar a meditar, aumentando el tiempo progresivamente, conforme vayamos sintiendo sus beneficios.
Ya la ciencia occidental ha comprobado experimentalmente lo que la sabiduría oriental ha vivenciado por milenios. La sensación de bienestar, la salud física y mental, la concentración y mejoría de la capacidad intelectual, la serenidad y tantos otros provechoso que nos brinda la meditación.
Sólo falta que tu comiences y empieces a sentir tus propias experiencias, encontrando la felicidad que se esconde en tu interior.